domingo, 29 de mayo de 2011

The art of the transmutation

Siéntate un momento, pero un momento en que realmente no estés haciendo nada. No ahora...
Respira lentamente y mira a tu alrededor, observa cada detalle de todo lo que te rodea, escucha como si todo sonido fuese una armoniosa melodía a su manera, mantente atento a cada detalle, cada olor, incluso saborea tu propia boca y no dudes en tocar lo que se te antoje. Pero no te muevas de tu posición...
Lo que te diré ahora es más que evidente, pero es algo que debes tener en cuenta siempre; ¿De qué te percataste?
Creo que lo sabes, TODO cambia. Desde los sabores que mantienes en tu paladar, las ondas de diferente sonido que llegan a tu oído, el olor de cada reacción química que se lleva a cabo alrededor tuyo justo ahora, la sensación de cada terminal nerviosa de tu piel, nada se mantiene igual! NADA!

  Eso es lo bello de la vida, de eso se trata al fin y al cabo... el cambio.
Tú cambias constantemente, no digo que de forma radical y muy notable, pero lo haces. Y el estudio de la alquimia tse basa en eso, estudiar los cambios alrededor y (si nuestro intelecto lo permite) llegar más allá para controlarlos. Saber qué transformación se lleva a cabo. Saber cómo ocurrió. Saber cómo iniciar dicha transformación.
Y he aquí, mi buen lector, tu primera lección sobre la alquimia: "El mundo sufre una constante trasmutación"
La transmutación es un cambio, pero más allá de eso, es una evolución...  me explico; todo lo que se transforma alguna vez y lo hace para un bien mayor, se llama evolución. Y es por eso que en la antigüedad el  alquimista era mucho más que ser un científico loco en busca de un sueño imposible; antes de lo que les enseñaron en clases sobre alquimia, el ser alquimista significaba ser un sabio, la persona más completa que pueda existir.
La sabiduría se gana con la práctica, aprendes algo y lo ensayas hasta que salga bien. Es por eso que el alquimista era un sabio, estudiaba los cambios y los ensayaba hasta que salgan bien por voluntad propia. Y al hablar de estudiar los "cambios", me refiero a todos los cambios existentes; desde artes marciales hasta artes musicales, desde dibujo y pintura hasta medicina.
Si quieres ser alquimista, debes empezar por percatar lo que ocurre en tu mundo. Cada persona vive en un mundo diferente.
En el siguiente paso, no podré acompañarte en tu instrucción a la alquimia, ésto se debe a que, como cada persona vive en un mundo distinto, tú debes descubrir por ti sólo que es lo que te rodea y cómo cambia (qué lo inicia, qué transforma, en qué lo transforma, etc).
Una vez hecho esto, habrás pasado la parte difícil y lo que sigue será absolutamente obvio y elemental. Que es controlar cada cambio que se te dá... para ese entonces ya tendrás a alguien que te sepa instruir. Los maestros saben en qué momento llegar a la gente para empezar a transmitir sus enseñanzas, así que la ignorancia el el nuevo tema será un problema que se solucione por sí solo.
Tengan en cuenta eso sí, que lo que se pretende alcanzar al final, es la transmutación propia... la evolución de sus cuerpos y mentes en una persona superior e instruir al resto para que no se queden atrás. Llegamos todos en el mismo punto y así mismo debemos avanzar, todos por igual.

"La mente así como todos los metales y demás elementos, pueden ser
transmutados, de estado en estado, de grado en grado, de condición en
condición, de polo a polo, de vibración en vibración. La verdadera
transmutación hermética es una práctica, un método, un arte mental".
Eso es todo por ahora.
Practiquen constantemente
Gracias.

Se despide:
           Jayqu: The Alchemist Hero

jueves, 14 de abril de 2011

El Don de Volar - Douglas Adams

He aqui un segmento de mi saga de libros favorita escrita por mi autor favorito (porque esta loco) Douglas Adams

El volar es un arte o, mejor dicho, un don.
El don consiste en aprender a tirarse al suelo y fallar.Elija un buen día -sugerimos- e inténtelo.
La primera parte es fácil.
Lo único que se necesita es simplemente la habilidad de tirarse hacia delante con todo el peso del cuerpo, y buena voluntad para que a uno no le importe que duela.
Es decir, dolerá si no se logra evitar el suelo.
La mayoría de la gente no consigue evitar el suelo, y si de verdad lo intenta como es debido, lo más probable es que no logra evitarlo de ninguna manera.
Está claro que la segunda parte, la de evitar el suelo, es la que presenta dificultades.
El primer problema es que hay que evitar el suelo por accidente. No es bueno tratar de evitarlo deliberadamente, porque no se conseguirá.
Hay que distraer de golpe la atención con otra cosa cuando se está a medio camino, de manera que ya no se piense en caer, o en el suelo, o en cuánto le va a doler a uno si no logra evitarlo.
Es sumamente difícil distraer la atención de esas tres cosas durante la décima de segundo que uno tiene a su disposición.
De ahí que fracasen la mayoría de las personas y que finalmente se sientan decepcionadas de este deporte estimulante y espectacular.
Sin embargo, si se es lo suficientemente afortunado para quedar distraído justo en el momento crucial por, digamos, unas piernas espléndidas,npor una bomba que estalle cerca o por la repentina visión de una especie sumamente rara de escarabajo que se arrastre junto a un hierbajo próximo, entonces, para pasmo propio, se evitará el suelo por completo y uno quedará flotando a pocos centímetros de él en una postura que podría parecer un tanto estúpida.
Es éste un momento de soberbia y delicada concentración.
Oscilar y flotar, flotar y oscilar.
Ignore toda consideración sobre su propio peso y déjese flotar más alto.
No escuche lo que alguien le diga en ese momento, porque es improbable que sea algo de provecho.
-¡Santo Dios, no es posible que estés volando! -es el tipo de comentario que suele hacerse.
Es de importancia vital no creerlo, o ese alguien tendrá razón de pronto.
Flote cada vez más alto.
Intente unos descensos en picado, suaves al principio, luego flote a la deriva sobre las copas de los árboles respirando con normalidad.
NO SALUDE A NADIE.
Cuando haya hecho esto unas cuantas veces, descubrirá que el momento de distracción se logra cada vez con mayor facilidad.
Entonces aprenderá todo tipo de cosas sobre cómo dominar el vuelo, la velocidad, la capacidad de maniobra, y el truco consiste normalmente en no pensar demasiado en lo que uno quiere hacer, sino limitarse a dejar que ocurra como si fuese a suceder de todos modos.
También aprenderá a aterrizar como es debido, algo en que casi con seguridad fracasará, y de mala manera, el primer intento.
Hay clubs privados que enseñan a volar y en los que se puede ingresar, donde le ayudarán a conseguir ese momento fundamental de distracción. Contratan a personas con cuerpos u opiniones sorprendentes, chocantes para saltar de autobuses en marcha y exhibirlos y/o explicarlos en los momentos críticos.

Advertencia: Chicos, no hagan esto en sus casas sin la supervisión de un mayor.

N.A.: So... salgan al mundo y practiquen... que TODO es POSIBLE
And Don't Panic... Never